Grupos armados se instalan en cinco departamentos y amenazan con expandirse
En Santa Cruz hay grupos armados dedicados a la ocupación de tierras que secuestraron y torturaron a policías y periodistas. En la frontera con Chile operan contrabandistas que, en este año, perpetraron 20 ataques contra civiles y militares.
Afines al movimiento al socialismo (MAS) atemorizan a la poblacion boliviana portando whipalas y armas. Fotos: Internet.
En la frontera con Chile que abarca La Paz, Oruro y Potosí, en el trópico de Cochabamba, en el este y el norte de Santa Cruz hay grupos armados que instalaron sus enclaves e impiden, a sangre y fuego, la presencia de las Fuerzas Armadas y de la Policía. Expertos en seguridad afirman que los ataques ocurridos este año forman parte de la pugna por el control de la tierra para la expansión de los cultivos de coca y la ocupación territorial con fines políticos y de la protección al millonario negocio ilegal del contrabando. Según los especialistas consultados, algunas de estas agrupaciones irregulares cuentan con el apoyo del MAS y, en otros casos, del Gobierno.
Desde el oficialismo, el exministro de Gobierno Carlos Romero descarta la presencia de subversivos o de guerrilleros en Bolivia. Sin embargo, admite la existencia de algunos grupos que operan al margen de la ley, como el de encapuchados y armados que el 28 de octubre secuestraron y torturaron a periodistas, policías y trabajadores del campo en la propiedad Las Londras, ubicada en la provincia Guarayos.
También como lo ocurrido el 19 de noviembre, cuando un grupo de contrabandistas mató a un suboficial del Ejército en Senkata (El Alto) que participaba de una operación de lucha contra el contrabando que se inició en Oruro, en la frontera con Chile.
La presidenta ejecutiva de la Aduana Nacional, Karina Serrudo, informó que este año sufrieron al menos 20 ataques de clanes de contrabandistas que causaron la muerte de funcionarios civiles y militares, además de ocasionar un daño económico al Estado de aproximadamente Bs 46 millones.
“Afortunadamente en la historia de Bolivia los intentos de formación de grupos armados no tuvieron éxito. Hubo guerrilla de izquierda, así como de acciones fascistas que intentaron llevar adelante este tipo de agrupaciones, pero nunca tuvieron sostenibilidad”, afirmó Romero.
En criterio del exministro, la resolución de conflictos no se opera con focos armados. No obstante, se debe tomar en cuenta que Bolivia es un territorio extenso, con población pequeña y dispersa, razón por la cual “la presencia del Estado muchas veces es débil e insuficiente”.
Una fuente militar que prefirió no identificarse, ratificó la presencia de grupos armados en diferentes regiones del país, aunque duda que estén conectados. De todas formas, reconoció que el Gobierno es muy permisivo para contrarrestarlos. Incluso, reveló que hay autoridades del Ejecutivo que realizan operaciones psicológicas y ordenan a los uniformados no utilizar las armas de reglamento contra los irregulares.
Para el analista en seguridad Samuel Montaño, los grupos armados que operan en diferentes partes del país mantienen una conexión y coordinación porque son afines al gobernante MAS. A decir de Montaño el primer punto de conflicto y el más preocupante es, definitivamente, Chapare. “No hablamos solo de proteger a Evo Morales; el MAS trabaja en la creación de un ejército paralelo para quedarse 50 años en el poder, además de promover una narcoguerrilla”, dijo.
Precisamente, el pasado 19 de noviembre el exministro de la Presidencia Juan Ramón Quintana se refirió a ese aspecto. “Aquí vamos a formar el nuevo ejército de Evo Morales para los próximos 50 años, aquí vamos a trabajar de día y de noche en escuelas de formación política”, declaró Quintana, en un taller de formación en la Central Ibuelo, del trópico de Cochabamba.
Otro de los indicios mencionados por Montaño se remontan a la crisis política y social de octubre y noviembre de 2019, cuando se constató la presencia en Bolivia del guerrillero argentino Facundo Molares, miembro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que resultó herido durante la confrontación que se produjo el 30 de octubre de ese año en la localidad de Montero entre los que defendían la permanencia de Evo Morales en la Presidencia y los que exigían su renuncia por el fraude electoral.
Sobre la presencia de subversivos en el trópico de Cochabamba, la fuente militar dijo: “Ojo con Chapare, allí está en proceso la formación de un ejército paralelo, es muy delicado. Pero esto se dará en un mediano plazo”.
Esa posibilidad fue descartada por Carlos Romero. El exministro calificó a Chapare como una subregión que se constituye en un ejemplo de resolución de conflictos aun enfrentando la persecución estatal en su momento.
Mencionó que bajo la dirección de Evo Morales, los cocaleros no cayeron en la tentación de ‘colombianizar’ la región con grupos irregulares y narcoterrorismo, como ocurrió con las FARC, o peruanizar, con el MRTA y Sendero Luminoso. “La apuesta que ellos tienen siguen siendo la democracia y el pacifismo, así que descartaría esta hipótesis de formación de grupos armados”, insistió el exministro de Gobierno. Pero desde el exilio, Evo Morales anunció en enero de 2020 que formaría “milicias armadas del pueblo”, como lo hizo Venezuela.
Santa Cruz.
La presencia de grupos armados en la pugna por la tierra fue evidenciada el 28 de octubre, cuando al menos 70 encapuchados redujeron, golpearon y secuestraron durante siete horas a periodistas y policías en la propiedad Las Londras. Además, esta semana este grupo amedrentó y disparó a los fiscales que detuvieron y enviaron a la cárcel a uno de sus líderes, Heber Canaza, un dirigente campesino del MAS en San Julián.
Samuel Montaño lamentó que detrás de esto hay intereses, y el Gobierno está bien metido. El analista hacía referencia a la reunión que sostuvo el director departamental del INRA, Adalberto Rojas, con los interculturales un día después del ataque en Las Londras.
Según el registro del peritaje del Instituto de Investigaciones Técnico Científicos de la Universidad Policial (Iitcup) a los teléfonos de Rojas, el 31 de octubre a las 17:11, dos días después del ataque armado a Las Londras, el director del INRA en un mensaje de texto con otro de sus allegados, refiriéndose al sonado caso señala: “Mirá lo que me estoy ganando por apoyar a nuestras organizaciones”.
Sobre ese caso, Romero manifestó que hay conflictos por la tierra. “Son 3.500 kilómetros de frontera. Hay actividades ilegales en la extracción de piedras preciosas, tráfico de drogas y conflicto por las tierras, pero eso no subordinó la actividad en la región”.
“Desde mi punto de vista tenemos una distribución equilibrada de tierras, pero siempre hay presiones sobre la frontera agrícola, que tiene accesos a servicios, y caminos que generan conflicto de interés. No creo que lleguemos a una situación de descontrol, aunque esto nos debe generar una alerta”, dijo.
Admitió también que las zonas amazónicas son utilizadas por cárteles de Brasil y Perú para el procesamiento y tráfico o de drogas. Representan un peligro si estas estructuras no son neutras.
El abogado y militar en servicio pasivo Jorge Santistevan afirmó que estos grupos armados reciben asesoramiento extranjero. “Son entrenados por cubanos, que manejan la inteligencia e ideología, y por venezolanos que manejan la estrategia militar”.
Consideró que estos grupos actúan de forma articulada para abarcar más espacio territorial a través de la toma de tierras porque implicará dominar la región en lo político. “Se entrenan en el área rural, realizan el tráfico de armas y operaciones basado en el método cubano denominado de las avispas, que se distingue por la forma de tomar el fusil, en la entrada al asalto obrando de forma rápida, enérgica y desaparecer en el menor tiempo posible”, describió.
El objetivo es causar un daño psicológico antes que físico. “Dominar Santa Cruz y sus provincias, dominar la frontera con Chile, por donde circulan millones de dólares. Finalmente, dominar y tener una milicia armada en Chapare. Si lo logran, todo eso configurará un escenario en el que tendrán el control de todo.
Fuente: El Deber